Una de las múltiples variables que influyen en la capacidad de
una economía para crear empleo es el número de vacantes existentes en un
momento dado. Por ejemplo, si muchas empresas necesitan cubrir nuevos puestos
de trabajo en los próximos meses, es posible que aumente la contratación y con
ello el número de ocupados, sobre todo si esas contrataciones están destinadas
a cubrir nuevas actividades de la empresa en cuestión –no ocurriría lo mismo en
los casos de relevo de trabajadores jubilados-.
Así pues, conocer las vacantes existentes en un territorio
es un dato de cierto interés para intuir el desempeño futuro de su mercado
laboral. Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística español (INE) ha
publicado, por primera vez, la estadística que estima el número de vacantes en el
país, integrándola dentro de su Encuesta Trimestral de Coste
Laboral.
Los datos se refieren al tercer trimestre de 2013 y cifra en 72.790 el número de vacantes existentes en ese periodo. El INE define como "vacante u oferta de empleo el puesto de trabajo que, o bien ha sido creado recientemente, o no está ocupado, o está a punto de quedar libre y para el cual el empresario está tomando medidas activas con objeto de encontrar un candidato idóneo ajeno a la empresa”.
Además, señala que “las vacantes de empleo, en parte,
reflejan la demanda insatisfecha de mano de obra, así como los posibles
desajustes entre la capacidad y la disponibilidad de los desempleados y los
puestos de trabajo ofrecidos por los empleadores”.
Aunque la cifra anterior pueda parecer una cantidad elevada, lo cierto es que
no lo es tanto, sobre todo si se pone en perspectiva. Por ejemplo, representa
solamente el 1,2% del número de parados que había en España en ese mismo
periodo. O lo que es lo mismo, hay 81 parados por cada vacante.
Es más, suponiendo que en un futuro próximo se cubrieran
todas esas ofertas de trabajo –algo difícil porque para ello sería necesario encontrar
candidatos que respondan a las necesidades exactas de cada puesto- el número de
personas ocupadas apenas aumentaría en un 0,4%. Suponiendo que la población
activa se mantuviera constante, implicaría pasar de una tasa de paro del 26,0%
actual al 25,7%.
Por tanto, da la impresión de que la capacidad para generar
empleo asalariado de la economía en los próximos meses va a ser más bien
limitada, al menos si atendemos al número de vacantes existentes, pues estaría
revelando que en las empresas no existen intenciones claras de contratar a
personal adicional próximamente.
Precisamente por ello, sería interesante que desde las
Administraciones Públicas se impulsaran medidas tendentes a favorecer el
desarrollo de iniciativas emprendedoras por parte de los desempleados, de
manera que se genere un mayor número de trabajadores por cuenta propia. De este
modo se podría sortear la manifiesta debilidad que mostrará en el último tramo
del año el empleo asalariado.
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